Älter werden. Ein Ausdruck, der wohl für alle von uns wahr
ist, wir aber in der Regel für das älter werden jenseits der Jugend ansehen.
Ein Ausdruck, der gut beschreibt, was mit weiten Teilen unserer, besonders der
„westlichen“ Welt zurzeit passiert. Menschen werden älter, als sie es noch vor
100 Jahren wurden, gleichzeitig werden weniger Kinder geboren. Ein Fakt, der
weit verbreitet ist und sicher vielen einige Bedenken der verschiedensten
Hintergründe bereitet.
Da es eines der Themen unserer Organisation ist, habe ich
mich in den letzten Tagen erneut ein wenig eingehender mit dem Tema
beschäftigt. Ich habe mich dabei jedoch auf einen sehr bestimmten Anteil des
„älter werden“ beschäftigt, nämlich damit, wie sich unserer Körper während
dieses Prozesses verändert. Viele dieser Dinge kennen wir aus unserem täglichen
Leben und Kontakt mit älteren Familienmitgliedern oder Freunden: die Haut
scheint weniger regenerationsfähig, Haare werden grau oder weiß und oft
beginnen Krankheiten, einige Einschränkungen mit sich zu bringen. Dies sind in
meinem Fokus jedoch eher weniger interessante Aspekte; ich habe mich auf
Veränderungen konzentriert, die unsere Sexualität beeinflussen können. Während
meiner Informationssuche ist mir dabei noch einmal bewusst geworden, wie wenig
sich die Gesellschaft normalerweise mit diesem Thema beschäftigt. Für einen der
nächsten Workshops mit älteren Menschen habe ich alles zusammengefasst und eine kleine Übersicht
erstellt.
Growing
old. This is a term which happens to be true for all of us, but which we
normally use to describe processes way after our youth. A term, which describes
very well, what right now happens with vast parts of our world, especially the
“western” parts of the world. People grow older, much older, as they used to
only 100 years ago, and at the same time the birthrates are falling. A fact
which is quite commonly known among people and which in many arouses doubts and
even fears concerning the most different areas.
Because it
also is one of the main topics of our organization, I again looked into the
topic a bit more profoundly the last days. I only looked at a very specific
area of growing old though; I looked at what happens with our body during this
process. Many of those things we see and experience in our everyday lives,
interacting with family or friends older than us: the skin normally seems to be
less regenerative, hair grows silver or white and many times people have to deal
with health issues which sometimes limit them in the way they used to live.
Still, that was not the main focus; I concentrated in changes which occur and
could possibly affect our sexuality. During my research I, again, realized, how
little interest our society normally puts into this topic. For one of the next
workshops for people of older age, I prepared a resume and also an overview including images.
Envejecer.
Es un término que es cierto para cada quien de nosotrxs, pero normalmente nos
referimos describiendo procesos mucho más allá de nuestra juventud. Un término,
que describe muy bien que pasa ahora en todo nuestro mundo, especialmente en la
parte del mundo que llamamos “occidental”. La gente envejece, tiene edades
mucho más avanzadas que hace 100 años y al mismo tiempo las tazas de natalidad bajan.
Un hecho, que muchos de nosotrxs ya tienen muy claro y que en muchos provoca
muchas preocupaciones de contenido muy distinto.
Porque
también es una de las principales áreas con que trabaja la organización ahora,
estaba metiéndome, otra vez, en leer y aprender sobre los procesos un poco más
con profundidad durante los últimos días. Solamente estaba leyendo sobre una
parte específica del envejecimiento; estaba aprendiendo de lo que pasa con nuestro
cuerpo durante el proceso. Muchxs de nosotrxs ya tienen mucho conocimiento de
los procesos que pasan de lo que aprendemos de nuestro entorno, las personas de
nuestra familia o amigos de edad ya avanzada: la piel parece menos renovable,
el cabello cambia su color y parece plateado o blanco y por lastima muchas
veces la gente tiene que manejar un aumento de enfermedades o limitaciones
físicas. Todavía, no me interesaron todas esas áreas, mi enfoque eran los
cambios que puedan afectar a nuestra sexualidad. Durante mi búsqueda de
información buena, otra vez, me di cuenta, que normalmente nuestra sociedad no
aborda este tema tanto y que todavía queda mucho sin explicación y conocimiento.
Para uno de los talleres para las personas adultas mayores preparé un resumen del tema y unas imágenes con las explicaciones
básicas.
Para los que tienen interés de leer el texto, voy a ponerle aquí abajo. /
For all who would like to read the basic facts, I can translate the text if there is some interest. /
Wenn jemand gerne die grundlegenden Fakten lesen möchte, kann ich gerne eine Übersetzung anfertigen.
For all who would like to read the basic facts, I can translate the text if there is some interest. /
Wenn jemand gerne die grundlegenden Fakten lesen möchte, kann ich gerne eine Übersetzung anfertigen.
Cambios de nuestro cuerpo durante el
envejecimiento
que posiblemente afectan nuestra sexualidad
que posiblemente afectan nuestra sexualidad
“Envejecimiento”
El proceso del envejecimiento muchas veces no solamente significa cambios en las vidas diarias de las personas adultas, pero también implica cambios al nivel corporal. Cuando envejecemos pasan cambios más que todo en nuestros niveles de hormonas, es decir, normalmente la producción de nuestras hormonas baja. Hormonas, de las cuales tenemos muchas diferentes con funciones sumamente distintas interaccionando en un sistema complejo, son básicamente los carteros de nuestro cuerpo, transmitiendo las instrucciones a nuestros órganos. Las hormonas más afectadas del proceso del envejecimiento son las hormonas sexuales y las hormonas del crecimiento corporal. La deficiencia de algunas de aquellas hormonas en combinación de factores exteriores puede resultar en una condición que en términos médicos se llama “disfunción sexual”. Además de los cambios de hormonas, que suceden en cada organismo humano, tenemos que tener en cuenta el general bienestar físico y mental que a veces cambia durante el proceso de envejecimiento por causas diferentes.
El proceso del envejecimiento muchas veces no solamente significa cambios en las vidas diarias de las personas adultas, pero también implica cambios al nivel corporal. Cuando envejecemos pasan cambios más que todo en nuestros niveles de hormonas, es decir, normalmente la producción de nuestras hormonas baja. Hormonas, de las cuales tenemos muchas diferentes con funciones sumamente distintas interaccionando en un sistema complejo, son básicamente los carteros de nuestro cuerpo, transmitiendo las instrucciones a nuestros órganos. Las hormonas más afectadas del proceso del envejecimiento son las hormonas sexuales y las hormonas del crecimiento corporal. La deficiencia de algunas de aquellas hormonas en combinación de factores exteriores puede resultar en una condición que en términos médicos se llama “disfunción sexual”. Además de los cambios de hormonas, que suceden en cada organismo humano, tenemos que tener en cuenta el general bienestar físico y mental que a veces cambia durante el proceso de envejecimiento por causas diferentes.
“La disfunción sexual”
La disfunción sexual no es una enfermedad. Es un término que describe cambios de muchas partes y funciones distintas de nuestra sexualidad y no se refiere a la falta de función de los órganos reproductivos. Se refiere por ejemplo a una reducción de nuestro deseo de tener relaciones sexuales, que también llamamos “libido”. También puede significar una reducción de reacción de nuestro cuerpo, especialmente nuestros genitales, cuando están sexualmente estimulados. Que, por ejemplo, el pene no produzca una erección o no la mantenga como tal vez estamos acostumbrados, la vagina no produzca tanto lubricante o no tengamos la misma sensación de orgasmo.
La disfunción sexual no es una enfermedad. Es un término que describe cambios de muchas partes y funciones distintas de nuestra sexualidad y no se refiere a la falta de función de los órganos reproductivos. Se refiere por ejemplo a una reducción de nuestro deseo de tener relaciones sexuales, que también llamamos “libido”. También puede significar una reducción de reacción de nuestro cuerpo, especialmente nuestros genitales, cuando están sexualmente estimulados. Que, por ejemplo, el pene no produzca una erección o no la mantenga como tal vez estamos acostumbrados, la vagina no produzca tanto lubricante o no tengamos la misma sensación de orgasmo.
La
disfunción ni es resultado de una sola causa, ni una condición del
envejecimiento, pero normalmente un conjunto de determinantes diferentes y
puede acontecer en cualquier momento durante la vida de una persona. Con los
varios cambios que vivimos durante el proceso del envejecimiento, es más
probable que desarrollamos algunos síntomas de esa condición que puedan afectar
o cambiar nuestra sexualidad o el placer que percibimos y tal vez invitemos de
descubrir nuevamente nuestro cuerpo y nuestra sexualidad.
Un factor
causando la disfunción, ya mencionado antes, son los niveles más bajos de
hormonas sexuales que son importante para mantener la función óptima de
nuestros órganos reproductivos, pero también afectan a nuestro deseo. Este
cambio es más intenso, y más conocido en la sociedad, en los organismos
femeninos y generalmente conocido como la menopausia. Como podemos ver en
muchas personas durante la menopausia, las hormonas no solamente tienen efectos
en el cuerpo, pero a veces también afectan a nuestro estado de ánimo.
Otros
factores, que generalmente también aumentan en su incidencia durante el envejecimiento,
son enfermedades crónicas e incluso los efectos que tienen los medicamentos luchando
aquellas. De las enfermedades nos afectan especialmente aquellas, que causan
cambios en nuestro sistema vascular como las enfermedades cardiovasculares, una
de estas la frecuente presión alta, o la diabetes, pero también infecciones de
la vejiga y, entre otras, la depresión. Además, cuando sufrimos dolor crónico,
nuestro cuerpo enfoque totalmente en los procesos del dolor y no dirige sus
energías hacía nuestra sexualidad y muchas veces también significa una
reducción en nuestra movilidad que muchas personas perciben como factor
limitando su sexualidad como la conocían hasta ahora.
Pero no solo
las hormonas o enfermedades corporales están parte del proceso, también nuestro
bienestar mental es un factor sumamente importante que directamente afecta
nuestro cuerpo, el estado y la reacción de los órganos. Ya un cambio en
nuestras relaciones interpersonales e interculturales y nuestra autopercepción
puede cambiar nuestro estado de ánimo. Cuando la sociedad nos impone una imagen
del cuerpo ideal y nos dice, que la sexualidad solamente es una cosa de jóvenes
o que tenemos que mantener las mismas formas de sexualidad que antes, esa
presión del exterior pueda causar un cambio de nuestra propia percepción de
nuestro cuerpo. Además, pueda afectar nuestra percepción de nuestra
atractividad y deseabilidad, todos son partes claves de nuestra sexualidad y
bienestar mental.
Cambios en el organismo femenino
Entrando la menopausia para el cuerpo significa una bajada significante de la hormona estrógeno, la hormona sexual principal en el organismo femenino, que mantiene las funciones complejas de las ovarías, del útero, la vagina y la vulva. Cuando los niveles de aquella hormona baja, también baja la circulación de la sangre en aquellos órganos, especialmente en vagina y vulva. Por la reducción de la alimentación de vagina y vulva, ambas estructuras cambian un poco en su estructura y anatomía. La mucosa de la vagina estará más fina y no producirá tanto del lubricante vaginal, la vulva disminuye en tamaño y sensibilidad y no hincha tanto cuando esté estimulada. La limitación en sensibilidad pueda dificultar llegar al orgasmo. Todos estos cambios puedan causar incomodidad durante relaciones sexuales, especialmente si incluyen una forma de penetración cuando no haya otra fuente de lubricante que disminuya la fricción mecánica. Después de varias experiencias muy incomodas, nuestro cuerpo “aprende”, en términos médicos se condiciona, de disminuir el deseo sexual para evitar la incomodidad e a veces incluso limita la reacción corporal a la estimulación.
Entrando la menopausia para el cuerpo significa una bajada significante de la hormona estrógeno, la hormona sexual principal en el organismo femenino, que mantiene las funciones complejas de las ovarías, del útero, la vagina y la vulva. Cuando los niveles de aquella hormona baja, también baja la circulación de la sangre en aquellos órganos, especialmente en vagina y vulva. Por la reducción de la alimentación de vagina y vulva, ambas estructuras cambian un poco en su estructura y anatomía. La mucosa de la vagina estará más fina y no producirá tanto del lubricante vaginal, la vulva disminuye en tamaño y sensibilidad y no hincha tanto cuando esté estimulada. La limitación en sensibilidad pueda dificultar llegar al orgasmo. Todos estos cambios puedan causar incomodidad durante relaciones sexuales, especialmente si incluyen una forma de penetración cuando no haya otra fuente de lubricante que disminuya la fricción mecánica. Después de varias experiencias muy incomodas, nuestro cuerpo “aprende”, en términos médicos se condiciona, de disminuir el deseo sexual para evitar la incomodidad e a veces incluso limita la reacción corporal a la estimulación.
Otra
hormona importante, que tiene que ver más con la parte mental del deseo, es la
testosterona. La testosterona generalmente es una hormona que se encuentra más
en un organismo masculino, pero todavía existe en concentraciones más bajas en
los organismos femeninos y también baja en sus concentraciones durante la
menopausia. No tiene un efecto fuerte en los órganos reproductivas, pero afecta
y aumenta la libido, la excitación y el bienestar en general.
Especialmente
los efectos de la hormona estrógeno también puedan estar resultado de varias
enfermedades que aquellas mencionadas antes por su afecto en el sistema vascular
y también disminuyendo la circulación y por eso la función de vagina y vulva
entre otros. Infecciones de la vejiga, por ejemplo, que también aumentan muchas
veces en el envejecimiento por un cambio de su anatomía, puedan causar dolor
durante relaciones sexuales, especialmente si no tratados y una incomodidad
general de la zona genital.
Cambios en el organismo masculino
Los niveles de hormonas sexuales, más que todo el nivel de la testosterona, bajan menos significantemente que en los organismos femeninos. Además, bajan de manera mucho más lenta y estable por lo cual normalmente no sucede un proceso de cambio tan notificante como la menopausia, pero un proceso más gradual. Sin embargo, los procesos que suceden siguen el mismo principio: los niveles de la hormona sexual principal del organismo, en este caso la testosterona, que mantiene las funciones de los órganos sexuales, baja y por eso baja la alimentación y la función de aquellos órganos. La disminución de las hormonas pueda, por un lado, causar que el pene no se llena completamente con sangre, por otro lado, causar daño en las estructuras vasculares y estructuras de soporte, las cuales se llenan con sangre para erigir al pene. Por la reducción de alimentación sangrado, la reacción de los nervios del tejido pueda ser menos rápido o limitado y por eso tal vez necesite otra forma de estimulación. Los cambios mencionados puedan significar que la erección del pene sea menos estable o necesita más tiempo o estimulación para desarrollarse y que cambie la forma de sentir y establecer un orgasmo. Sin embargo, la alteración de la erección solamente significa, que la penetración pueda ser más difícil, no significa, que el pene pierde su función, como la erección es un proceso independiente de orgasmo y eyaculación.
Los niveles de hormonas sexuales, más que todo el nivel de la testosterona, bajan menos significantemente que en los organismos femeninos. Además, bajan de manera mucho más lenta y estable por lo cual normalmente no sucede un proceso de cambio tan notificante como la menopausia, pero un proceso más gradual. Sin embargo, los procesos que suceden siguen el mismo principio: los niveles de la hormona sexual principal del organismo, en este caso la testosterona, que mantiene las funciones de los órganos sexuales, baja y por eso baja la alimentación y la función de aquellos órganos. La disminución de las hormonas pueda, por un lado, causar que el pene no se llena completamente con sangre, por otro lado, causar daño en las estructuras vasculares y estructuras de soporte, las cuales se llenan con sangre para erigir al pene. Por la reducción de alimentación sangrado, la reacción de los nervios del tejido pueda ser menos rápido o limitado y por eso tal vez necesite otra forma de estimulación. Los cambios mencionados puedan significar que la erección del pene sea menos estable o necesita más tiempo o estimulación para desarrollarse y que cambie la forma de sentir y establecer un orgasmo. Sin embargo, la alteración de la erección solamente significa, que la penetración pueda ser más difícil, no significa, que el pene pierde su función, como la erección es un proceso independiente de orgasmo y eyaculación.
Otro cambio
muy significante, que sucede de manera natural e inevitable, pero de distintas
magnitudes en el organismo masculino, es el aumento del tamaño de la próstata,
parte importante de los órganos reproductivos. La amplificación muchas veces resulta
en dificultades de vaciar la vejiga completamente por lo cual el riesgo de
infecciones de la uretra y la vejiga aumentan. Estudios muestran que
infecciones frecuentes de la vejiga son un factor de riesgo de la “disfunción
sexual” como dañan estructuras del tejido de los órganos genitales.
A muchas
personas afecta especialmente el cambio de su erección que pueda causar un
malestar mental, amplificado si además sienten presión del exterior de la
necesidad de alcanzar una erección “fuerte”. El malestar mental causa una
reducción significante del deseo y además afecta la erección incluso más
Fuentes:
-
- “Sexual
function in elderly women: A review of current literature”, Ambler, Bieber,
Diamond; Wayne State University, Detroit
-
- “Sexual
dysfunction in the elderly: age or disease?”, Camacho, Reyes-Ortiz; University
of Texas
-
- “Aging
and Sexuality”, Meston; Seattle, Washington
-
- “Andrology
for the Clinician”, Schill, Comhaire, Hargreave; Springer
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